martes, 15 de octubre de 2019

POEMAS DE SANTA TERESA



POEMAS DE SANTA TERESA

NADA TE TURBE

Nada te turbe,
nada te espante,
todo se pasa,
Dios no se muda;
la paciencia
todo lo alcanza;
quien a Dios tiene
nada le falta:
Sólo Dios basta.

Eleva tu pensamiento,
al cielo sube,
por nada te acongojes,
nada te turbe.

A Jesucristo sigue
con pecho grande,
y, venga lo que venga,
nada te espante.

¿Ves la gloria del mundo?
Es gloria vana;
nada tiene de estable,
todo se pasa.

Aspira a lo celeste,
que siempre dura;
fiel y rico en promesas,
Dios no se muda.

Ámala cual merece
bondad inmensa;
pero no hay amor fino
sin la paciencia.

Confianza y fe viva
mantenga el alma,
que quien cree y espera
todo lo alcanza.

Del infierno acosado
aunque se viere,
burlará sus furores
quien a Dios tiene.

Vénganle desamparos,
cruces, desgracias;
siendo Dios tu tesoro
nada te falta.

Id, pues, bienes del mundo;
id dichas vanas;
aunque todo lo pierda,
sólo Dios basta.


VUESTRA SOY

Vuestra soy, para Vos nací,
¿Qué mandáis hacer de mí?

Soberana Majestad,
Eterna sabiduría,
Bondad buena al alma mía;
Dios, alteza, un ser, bondad,
La gran vileza mirad,
Que hoy os canta amor así.
¿Qué mandáis hacer de mí?

Vuestra soy, pues me criastes,
Vuestra, pues me redimistes,
Vuestra, pues que me sufristes,
Vuestra, pues que me llamastes,
Vuestra, porque me esperastes,
Vuestra, pues no me perdí.
¿Qué mandáis hacer de mí?

¿Qué mandáis, pues, buen Señor,
Que haga tan vil criado?
¿Cuál oficio le habéis dado
A este esclavo pecador?
Veisme aquí, mi dulce Amor,
Amor dulce, veisme aquí,
¿Qué mandáis hacer de mí?

Veis aquí mi corazón,
Yo le pongo en vuestra palma,
Mi cuerpo, mi vida y alma,
Mis entrañas y afición;
Dulce Esposo y redención
Pues por vuestra me ofrecí.
¿Qué mandáis hacer de mí?

Dadme muerte, dadme vida:
Dad salud o enfermedad,
Honra o deshonra me dad,
Dadme guerra o paz crecida,
Flaqueza o fuerza cumplida,
Que a todo digo que sí.
¿Qué queréis hacer de mí?

Dadme riqueza o pobreza,
Dad consuelo o desconsuelo,
Dadme alegría o tristeza,
Dadme infierno, o dadme cielo,
Vida dulce, sol sin velo,
Pues del todo me rendí.
¿Qué mandáis hacer de mí?

Si queréis, dadme oración,
Sí no, dadme sequedad,
Si abundancia y devoción,
Y si no esterilidad.
Soberana Majestad,
Sólo hallo paz aquí,
¿Qué mandáis hacer de mí?

Dadme, pues, sabiduría,
O por amor, ignorancia,
Dadme años de abundancia,
O de hambre y carestía;
Dad tiniebla o claro día
Revolvedme aquí o allí
¿Qué mandáis hacer de mí?

Si queréis que esté holgando,
Quiero por amor holgar.
Si me mandáis trabajar,
Morir quiero trabajando.
Decid, ¿dónde, cómo y cuándo?
Decid, dulce Amor, decid.
¿Qué mandáis hacer de mí?

Dadme Calvario o Tabor,
Desierto o tierra abundosa,
Sea Job en el dolor,
O Juan que al pecho reposa;
Sea' viña frutuosa
O estéril, si cumple así.
¿Qué mandáis hacer de mí?

Sea Josef puesto en cadenas,
O de Egito Adelantado,
O David sufriendo penas,
O ya David encumbrado,
Sea Jonás anegado,
O libertado de allí,
¿Qué mandáis hacer de mí?

Esté callando o hablando,
Haga fruto o no le haga,
Muéstreme la Ley mi llaga,
Goce de Evangelio blando;
Esté penando o gozando,
Sólo Vos en mí viví,
¿Qué mandáis hacer de mí?

Vuestra soy, para Vos nací
¿Qué mandáis hacer de mí?


VIVO SIN VIVIR EN MÍ

Vivo sin vivir en mí
Y tan alta vida espero
Que muero porque no muero.

Vivo ya fuera de mí,
Después que muero de amor;
Porque vivo en el Señor,
Que me quiso para sí:
Cuando el corazón le di
Puso en él este letrero,
Que muero porque no muero.

Esta divina prisión,
Del amor con que yo vivo,
Ha hecho a Dios mi cautivo,
Y libre mi corazón;
Y causa en mí tal pasión
Ver a Dios mi prisionero,
Que muero porque no muero.

¡Ay, qué larga es esta vida!
¡Qué duros estos destierros!
¡Esta cárcel, estos hierros
En que el alma está metida!
Sólo esperar la salida
Me causa dolor tan fiero,
Que muero porque no muero.

¡Ay, qué vida tan amarga
Do no se goza el Señor!
Porque si es dulce el amor,
No lo es la esperanza larga:
Quíteme Dios esta carga,
Más pesada que el acero,
Que muero porque no muero.

Sólo con la confianza
Vivo de que he de morir,
Porque muriendo el vivir
Me asegura mi esperanza;
Muerte do el vivir se alcanza,
No te tardes, que te espero,
Que muero porque no muero.

Mira que el amor es fuerte;
Vida no me seas molesta,
Mira que sólo te resta,
Para ganarte, perderte;
Venga ya la dulce muerte,
El morir venga ligero
Que muero porque no muero.

Aquella vida de arriba,
Que es la vida verdadera,
Hasta que esta vida muera,
No se goza estando viva:
Muerte, no me seas esquiva;
Viva muriendo primero,
Que muero porque no muero.

Vida, ¿qué puedo yo darte
A mi Dios, que vive en mi,
Si no es el perderte a ti,
Para merecer ganarte?
Quiero muriendo alcanzarte,
Pues tanto a mi amado quiero,
Que muero porque no muero.



CITAS DE SANTA TERESA DE JESÚS




CITAS DE SANTA TERESA

1. "Sin este cimiento fuerte (de la oración) todo edificio va falso". (Camino de perfección, 4, 5).

2. "No son menester fuerzas corporales para ella, sino sólo amar y costumbre; que el Señor da siempre oportunidad si queremos". (Vida, 7, 4).

3. "No es otra cosa oración mental, a mi parecer, sino tratar de amistad, estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama". (Vida, 8, 2).

4. "Pensar y entender lo que hablamos y con quién hablamos y quién somos los que osamos hablar con tan gran Señor; pensar esto y otras cosas semejantes de lo poco que le habemos servido y lo mucho que estamos obligados a servir, es oración mental; no penséis que es otra algarabía ni os espante el nombre". (Camino de perfección, 25, 3).

5. "Toda la pretensión de quien comienza oración-y no se olvide que esto importa mucho-ha de ser trabajar y determinarse y disponerse, con cuantas diligencias pueda, a hacer su voluntad conforme a la de Dios (...). Quien más perfectamente tuviera esto, más recibirá del Señor, y más adelante estará en el camino". (Las Moradas, 11, 8).

6. "De los que comienzan a tener oración, podemos decir son los que sacan el agua del pozo, que es muy a su trabajo, como tengo dicho, que han de cansarse en recoger los sentidos, que como están acostumbrados a andar derramados, es harto trabajo". (Vida, 11, 3).

7. "Digo que no desmaye nadie de los que han comenzado a tener oración con decir: Si torno a ser malo, es peor ir adelante con el ejercicio de ella. Yo lo creo, si se deja la oración y no se enmienda del mal; mas, si no la deja, crea que le sacará a puerto de luz". (Vida, 19, 2).

8. "Y el que no deja de andar e ir adelante, aunque tarde, llega. No me parece es otra cosa perder el camino sino dejar la oración". (Vida, 19, 5).

9. "Si no era acabando de comulgar, jamás osaba comenzar a tener oración sin libro; que tanto temía mi alma estar sin él en oración, como si con mucha gente fuera a pelear Con este remedio, que era como una compañía o escudo en que había de recibir los golpes de los muchos pensamientos, andaba consolada". (Vida, 4, 7).

10. "Por no estar arrimada a esta fuerte columna de la oración, pasé este mar tempestuoso casi veinte años con estas caídas". (Vida, 8, 1, 4).


__________
Santa Teresa nació en Ávila en 1515. A los dieciocho años ingresó en el convento de Santa María del Carmelo. Por consejo del mismo Jesús emitió el voto, tan arduo como desusado, de hacer siempre lo que entendiese ser más perfecto. De esta forma alcanzó un grado tan alto de oración y vida mística que le valió el sobrenombre de la Mística Doctora. Esa contemplación y continua unión y trato con Dios quedó reflejada en sus numerosas obras que nos dejó escritas gracias al consejo de sus directores espirituales. Con constancia heroica llevó a cabo la reforma de la Orden, fundando más de 32 conventos en su continuo peregrinar de monja andariega. Murió en su convento de Alba de Tormes (Salamanca) en 1582, lugar donde se conserva su cuerpo incorrupto. Fue proclamada por Pablo VI la primera mujer doctora de la iglesia. Su fiesta se celebra el 15 de octubre.

Oración
Óyenos, oh Dios, Salvador nuestro, para que, así como nos gozamos en la festividad de tu santa virgen Teresa, así también seamos alimentados con el pan de su celestial doctrina e instruidos con los afectos de su tierna devoción.



ORACIONES A SANTA TERESA



ORACIÓN DE SAN ALFONSO Mª LIGORIO

Oh, Santa Teresa, Virgen seráfica, querida esposa de Tu Señor Crucificado, tú quien en la tierra ardió con un amor tan intenso hacia tu Dios y mi Dios y ahora iluminas como una llama resplandeciente en el paraíso, obten para mi también, te lo ruego, un destello de ese mismo fuego ardiente y santo que me ayude a olvidar el mundo, las cosas creadas, aún yo mismo, porque tu ardiente deseo era verle adorado por todos los hombres. Concédeme que todos mis pensamientos, deseos y afectos sean dirigidos siempre a hacer la voluntad de Dios, la Bondad suprema, aun estando en gozo o en dolor, porque El es digno de ser amado y obedecido por siempre. obten para mí esta gracia, tú que eres tan poderosa con Dios, que yo me llene de fuego, como tú, con el santo amor de Dios. Amén.


ORACIÓN A SANTA TERESA DE JESÚS

Santa Teresa, esposa virgen, especialmente amada del Crucificado, y doctora de la Iglesia, alcánzame que a imitación tuya prefiera cumplir la voluntad y ganar la amistad el Sumo Bien, antes que todos los goces de la tierra. Dame fortaleza para seguir tu ejemplo de servir públicamente a Cristo con la perfección que Él pide, a pesar de todas las contradicciones. Y que con tu auxilio pueda superar las dificultades de esta vida y merecer el descanso sin fin del cielo. Amén.



NOVENA A SANTA TERESA DE ÁVILA




NOVENA A SANTA TERESA DE AVILA

ORACIÓN PREPARATORIA PARA TODOS LOS DÍAS
¡Oh! dulcísimo, amantísimo y reverendísimo Jesucristo, padre de todas las misericordias: aquí me tenéis rendido a vuestros pies para manifestaros que os amo sobre todas las cosas y con el pesar de haberos ofendido, y os suplico de todo corazón me perdonéis mis culpas y pecados; os suplico también pidáis a vuestra queridísima Madre, María Santísima, me conceda la gracia para asistir a esta Novena en honra de vuestra seráfica y predilecta hija Santa Teresa.

Rezar a continuación la oración del día que corresponda:


DÍA PRIMERO
Comenzar con la oración preparatoria para todos los días.

ORACIÓN
¡Oh! Amada en Jesucristo y de su querida Madre. ¡Gloriosísima Santa Teresa de Jesús!, inspirada por Dios para reformar la Sagrada orden del Carmen, fuisteis espejo de castidad y pureza abrasada en el amor de Dios, ¿por qué no me habéis de conseguir la gracia de imitaros hasta la muerte?

Aquí me tenéis postrado a vuestras divinas plantas deseando obréis en mí esa celestial sabiduría que os hizo predilecta para Jesucristo y su divina Madre, María Santísima. Yo os dedico esta novena para honra y gloria vuestra y bien de mi alma. Amén.

Terminar con tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias a la Santísima Trinidad y hacer la petición que se desea obtener por medio de esta novena.


DÍA SEGUNDO
Comenzar con la oración preparatoria para todos los días.

ORACIÓN
Aquí me tenéis ¡oh Dios mío! a mí, vil gusanillo de la tierra, ciego por el camino de la perdición, que no teniendo en cuenta lo que padecisteis por toda las criaturas, sufriendo vuestra sacratísima pasión y muerte por todos los pecadores, dadme, Señor, esa luz divina que me inspire en vuestra bondad y misericordia infinita, para que sea digno de alcanzar la bienaventuranza, como la alcanzó la seráfica y gloriosa virgen Santa Teresa de Jesús. Amén.

Terminar con tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias a la Santísima Trinidad y hacer la petición que se desea obtener por medio de esta novena.


DÍA TERCERO
Comenzar con la oración preparatoria para todos los días.

ORACIÓN
¡Oh! mi buen Jesús, Dios y Señor de todo lo criado; yo os adoro y os amo de todo corazón con arrepentimiento sincero de todas mis culpas y pecados. ¿Por qué mi Dios y Señor, no habéis de abrasar mi corazón como a vuestra amada esposa Santa Teresa de Jesús? Comunicadme, Señor, esa llama celestial que limpie mi alma de toda culpa, para que sea digno de alcanzar la gloria que tanto deseo. Amén.

Terminar con tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias a la Santísima Trinidad y hacer la petición que se desea obtener por medio de esta novena.


DÍA CUARTO
Comenzar con la oración preparatoria para todos los días.

ORACIÓN
Te saludo resplandeciente lirio de la hermosura y sosegada primavera, Virgen Sagrada, divina esposa de Jesucristo que merecisteis los dones celestiales y la predilección de María Santísima dando al mundo ejemplos de virtud y de ternura, por lo que merecisteis ser colmada de los dones celestiales.

Te suplico ¡oh Santa Teresa de Jesús! me comuniquéis la gracia del Eterno que vos merecisteis para ser admitida en el seno de los cielos, para tener la dicha de acompañaros en la mansión de los justos. Amén.

Terminar con tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias a la Santísima Trinidad y hacer la petición que se desea obtener por medio de esta novena.


DÍA QUINTO
Comenzar con la oración preparatoria para todos los días.

ORACIÓN
¡Oh! mi amada Santa Teresa de Jesús; yo os escojo como ayuda piadosa, Madre de mi flaqueza, de mis atenciones y necesidades; yo me entrego en vuestros brazos, lleno de arrepentimiento de todos mis pecados, para que me cubráis con vuestro hábito seráfico como a hijo vuestro, para que me consoléis con vuestra gracia pidiendo a vuestro Esposo, Jesucristo, y a su purísima Madre por este mortal que desea de todo corazón participar de la gloria reservada a las almas justas. Amén.

Terminar con tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias a la Santísima Trinidad y hacer la petición que se desea obtener por medio de esta novena.


DÍA SEXTO
Comenzar con la oración preparatoria para todos los días.

ORACIÓN
Divina Santa Teresa de Jesús; aquí me tenéis sumisa y arrepentida de todos mis pecados, pidiéndoos la protección de Jesús y de su divina Madre, María Santísima, para que por su intercesión me concedáis tres cosas: la primera, que tengáis misericordia de mí por mis muchos pecados cometidos; segunda, gracia para serviros cumpliendo los Mandamientos de Dios y no caer en pecado mortal, y la tercera, que me socorráis en el trance crítico de la muerte para morir en vuestra santa gracia, que rogaréis por mí os pido a Nuestro Señor Jesucristo y a la Santísima Virgen María. Amén.

Terminar con tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias a la Santísima Trinidad y hacer la petición que se desea obtener por medio de esta novena.


DÍA SÉPTIMO
Comenzar con la oración preparatoria para todos los días.

ORACIÓN
¡Oh Dios misericordioso y clemente! cuyo espíritu de bondad manifestáis a los mortales cuanto más pecadores se os manifiestan. Sois, pues, pastor de las ovejas descarriadas que con vuestra infinita bondad y misericordia las dirigís al redil de la bienaventuranza.

Os pido, mi buen Jesús, infiltréis en mi ese espíritu divino para que yo me arrepienta de todos los pecados cometidos durante mi vida; sea yo tan feliz mereciendo la gracia que prodigasteis a Santa Teresa de Jesús, haciéndola esposa vuestra y que merezca los dones que recibió de vuestra querida Madre para alabaros, bendeciros y gozaros en la gloria por siempre jamás. Amén.

Terminar con tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias a la Santísima Trinidad y hacer la petición que se desea obtener por medio de esta novena.


DÍA OCTAVO
Comenzar con la oración preparatoria para todos los días.

ORACIÓN
Señor mío Jesucristo: yo os adoro y os amo de todo corazón y quisiera participar de los dolores de vuestra Pasión y muerte que sufristeis por nosotros los pecadores: pase por mí también el amargo cáliz de tantos padecimientos, ya que marchasteis al sacrificio de vuestra pasión y muerte, lleve yo esa cruz al calvario de mis culpas como os dignasteis favorecer a Santa Teresa de Jesús, para que mi alma quede purificada y pueda alcanzar la gloria que tenéis reservada a los que os sirven. Amen.

Terminar con tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias a la Santísima Trinidad y hacer la petición que se desea obtener por medio de esta novena.


DÍA NOVENO
Comenzar con la oración preparatoria para todos los días.

ORACIÓN
Dios y Señor de todo lo criado: ¡cuán grata es a vuestra divinísima misericordia la muerte de los que abandonan en gracia esta miserable vida y van a ser partícipes de la eterna bienaventuranza! concededme, Señor, a mí esa virtud con que favorecisteis a Santa Teresa de Jesús por sus muchas virtudes dándola una muerte feliz, cuya alma voló al cielo en forma de blanca paloma donde la esperaban gozosos para celebrar su triunfo millares de coros de vírgenes, ángeles, arcángeles y serafines.

Te suplico, oh Santa Teresa de Jesús, que pidáis por mi a vuestro esposo, Nuestro Señor Jesucristo y a su bendita Madre, María Santísima, me conceda una buena muerte y que vaya después a gozar la eterna gloria. Amén.

Terminar con tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias a la Santísima Trinidad y hacer la petición que se desea obtener por medio de esta novena.




POEMAS DE SANTA TERESA





POEMAS DE SANTA TERESA

Alma, buscarte has de mí

Alma, buscarte has en Mí,
y a Mí buscarme has en ti.

De tal suerte pudo amor,
alma, en mí te retratar,
que ningún sabio pintor
supiera con tal primor
tal imagen estampar.

Fuiste por amor criada
hermosa, bella, y así
en mis entrañas pintada,
si te perdieres, mi amada,
Alma, buscarte has en mí.

Que yo sé que te hallarás
en mi pecho retratada,
y tan al vivo sacada,
que si te ves te holgarás,
viéndote tan bien pintada.

Y si acaso no supieres
dónde me hallarás a Mí,
No andes de aquí para allí,
sino, si hallarme quisieres,
a mí buscarme has en ti.

Porque tú eres mi aposento,
eres mi casa y morada,
y así llamo en cualquier tiempo,
si hallo en tu pensamiento
estar la puerta cerrada.

Fuera de ti no hay buscarme,
porque para hallarme a mí,
bastará sólo llamarme,
que a ti iré sin tardarme
y a mí buscarme has en ti.

Caminemos para el cielo

La pobreza es el camino
el mismo por donde vino
nuestro Emperador al suelo,
hijos del Carmelo.

Caminemos, caminemos,
Caminemos para el cielo
Hijos del Carmelo
Caminemos caminemos
para el cielo

No dejar de nos amar
nuestro Dios y nos llamar,
sigámosle sin recelo,
hijos del Carmelo.

Vámonos a enriquecer
a donde nunca ha de haber
pobreza ni desconsuelo,
hijos del Carmelo.

Hermanos, si así lo hacemos
los contrarios venceremos
y a la fin descansaremos
con el que hizo tierra y cielo,
hijos del Carmelo.

Dichoso el corazón enamorado

Dichoso el corazón enamorado
que en sólo Dios ha puesto el pensamiento,
por Él renuncia todo lo criado,
y en Él halla su gloria y su contento.
Aún de sí mismo vive descuidado,
porque en su Dios está todo su intento,
y así alegre pasa y muy gozoso
las ondas de este mar tempestuoso.

Oración

Nada te turbe;
nada te espante;
Todo se pasa;
Dios no se muda;
la pacïencia
todo lo alcanza.
Quien a Dios tiene,
nada le falta.
Sólo Dios basta.

Gloria a Dios Padre,
gloria a Dios Hijo,
igual por siempre
gloria al Espíritu.
Amén

Vivo sin vivir en mí

Vivo sin vivir en mí,
y de tal manera espero,
que muero porque no muero.

Vivo ya fuera de mí
después que muero de amor;
porque vivo en el Señor,
que me quiso para sí;
cuando el corazón le di
puse en él este letrero:
que muero porque no muero.

Esta divina prisión
del amor con que yo vivo
ha hecho a Dios mi cautivo,
y libre mi corazón;
y causa en mí tal pasión
ver a Dios mi prisionero,
que muero porque no muero.

¡Ay, qué larga es esta vida!
¡Qué duros estos destierros,
esta cárcel, estos hierros
en que el alma está metida!
Sólo esperar la salida
me causa dolor tan fiero,
que muero porque no muero.

¡Ay, qué vida tan amarga
do no se goza el Señor!
Porque si es dulce el amor,
no lo es la esperanza larga.
Quíteme Dios esta carga,
más pesada que el acero,
que muero porque no muero.

Sólo con la confianza
vivo de que he de morir,
porque muriendo, el vivir
me asegura mi esperanza.
Muerte do el vivir se alcanza,
no te tardes, que te espero,
que muero porque no muero.

Mira que el amor es fuerte,
vida, no me seas molesta;
mira que sólo te resta,
para ganarte, perderte.
Venga ya la dulce muerte,
el morir venga ligero,
que muero porque no muero.

Aquella vida de arriba
es la vida verdadera;
hasta que esta vida muera,
no se goza estando viva.
Muerte, no me seas esquiva;
viva muriendo primero,
que muero porque no muero.

Vida, ¿qué puedo yo darle
a mi Dios, que vive en mí,
si no es el perderte a ti
para mejor a Él gozarle?
Quiero muriendo alcanzarle,
pues tanto a mi Amado quiero,
que muero porque no muero.